Estos niños y niñas crecieron en los años ochenta durante las guerras civiles de Guatemala y El Salvador. Todos perdieron a seres queridos y su infancia se vio ensombrecida por bombardeos y masacres. En los dos países, los movimientos guerrilleros que buscaban lograr reformas económicas y políticas se enfrentaron a dictaduras militares apoyadas por Estados Unidos. Ambas guerras terminaron con acuerdos negociados: El Salvador en 1992 y Guatemala en 1996.